BULLYING TRASCIENDE

Les compartimos un breve artículo de unos de nuestros alumnos de séptimo cuatrimestre de la carrera de psicología del Centro De Estudios Universitarios Vizcaya De Las Américas.

Por: Javier Alonso Padilla Romero

            Imaginemos por un momento lo que puede sentir un niño de seis años, entrar en una escuela en la cual tiene que convivir con 30 niños y niñas los cuales no conoce. Esto es toda una experiencia que puede generar tanta inseguridad y temor de lo que recordamos, pero el niño aparte de buscar a otro niño que quiera ser su amigo, también tendrá que cuidarse de las enemistades que puede tener.

            Creo que toda experiencia que toca en la vida es para algo, aun las peores, incluso en el caso del acoso escolar. Todo ser humano tiene la capacidad de trasformar cualquier experiencia dolorosa, en bienes inestimables (Resilencia). No con esto quiero decir que se deje al acosador que maltrate al niño, tampoco  digo que hay que proteger y cuidar a los niños llegando a los casos en donde los ponemos en burbujas aislados para que no les pase nada. Creo que parte de la educación básica en la vida o unas de las lecciones que debe uno aprender, es el saberse defender. Pero que pasa por lo general con muchos niños que llegan golpeados a su casa  y la madre o padre descubren lo que pasa, llegan diciendo “si para la otra vuelves golpeado, yo te doy otra chinga”.

            No podemos seguir educando a los niños a defenderse con agresiones, la violencia engendra mas violencia. Por los mismo la labor tanto del educador, como del padre de familia es mostrarle a este niño formas de defenderse de formas  más saludables, pero la primera es hacerlo sentir respaldado y seguro.